Cannabis por el mundo: ¿Qué es legal y en dónde?
Leé la nota completa en el siguiente link: http://perio.unlp.edu.ar/contextodigital/node/4523
A lo largo del globo podemos encontrar múltiples ejemplos de países que ya se subieron o están a punto de subirse a los beneficios de la marihuana medicinal. A partir de ahora se mencionarán distintos países europeos donde el cannabis haya sido legalizado según cada situación particular con sus permitidos y prohibiciones.
Uno de los casos más conocidos es el de Holanda que fue uno de los primeros países en el mundo en legalizar a la marihuana debido a sus graves problemas con la heorina en los años ‘70. La legalización de la planta fue gestada para combatir el consumo de la heroína sabiendo la peligrosidad de la misma debido a la adicción que causa. El objetivo era la despenalización del cannabis completa, pero se convirtió en un proceso largo debido a los convenios internacionales.
Los llamados coffeeshops son los únicos lugares permitidos para el consumo mientras que cumplan con determinadas normas para no ser sancionados: no vender a menores, no causar molestias, vender un máximo de 5 gramos por persona. Desde el lado del autocultivo, sólo esta permitido cultivar hasta 5 plantas por persona sin tener equipo profesional.
La prescripción de cannabis medicinal se permite en los Países Bajos, pero todavía está dando sus primeros pasos. Bedrocan es la única empresa encargada por el Ministerio de Salud, Bienestar y Deportes de producir cannabis, legalmente, y suministrárselo a las farmacias. Esto significa que, aunque los médicos pueden recetar cannabis, rara vez lo hacen.
Estados Unidos tiene un mosaico en constante cambio de leyes sobre la marihuana. A nivel federal, la posesión de cualquier cantidad de marihuana sigue siendo ilegal, y todavía puede dar lugar a penas de prisión severas. Sin embargo, se pueden dar las excepciones de algunos estados como Whashington y Colorado donde el cannabis es completamente legal. Por otro lado estados como California, Connecticut, Hawai, Maine, Massachusetts, Nevada y Nueva Jersey sólo es permitido para fines medicinales, la prescripción de un médico es una prueba de la necesidad médica cuando se cuestiona un usuario.
Aún hay países que recientemente han empezado a abrir sus horizontes con respecto a los beneficios del cannabis medicinal. Desde el lado de Europa, Alemania es uno de ellos: en enero del 2017 ha aprobado el uso medicinal de la planta, sin embargo, hasta ahora los enfermos se veían obligados a solicitar al estado un autorización especial y, en caso afirmativo, financiarse los costes del tratamiento por cuenta propia, con unos gastos que llegan a alcanzar los 1.800 euros al mes. Con la nueva norma los seguros de salud tanto públicos como privados tendrán que asumir el coste del tratamiento y bastará para ello una receta médica. No obstante, los pacientes no podrán cultivar su propia marihuana. La nueva norma prohíbe el cultivo casero para evitar un producto "de mala calidad" que escape del control de las autoridades sanitarias.
Recientemente Italia ha implementado la venta de cannabis desde farmacias sólo con receta de por medio. La marihuana estatal (antes importada desde los Países Bajos), producida por un centro químico militar, empieza a llegar a las farmacias italianas. La hierba se vende al natural con la prescripción de un médico para infusiones o para ser inhalada con un vaporizador. Hasta hoy su uso estaba permitido por una ley nacional que varias autonomías ya habían concretado, pero al carecer de una producción nacional, los hospitales y farmacias debían seguir un largo papeleo para conseguirla, a través del ministerio de la Salud, desde Holanda.
Asimismo en Irlanda aprobó el uso del cannabis medicinal en pacientes graves en el mes de febrero del 2017; cáncer, epilepsia, esclerosis múltiple son algunas de las patologías que entrarían es esta categoría y de las cuales ha sido difícil encontrar otra medicina alternativa, dichos pacientes tendrán que registrarse para el acceso a ésta. El autocultivo está prohibido y las sanciones varían desde 2.500 € y una pena de prisión máxima de 12 meses, o posiblemente ambas. Si un caso de cultivo conlleva una sentencia condenatoria, el tribunal decidirá la multa y la pena privativa de libertad máxima permitida es de catorce años.
Leé la nota completa en el siguiente link: http://perio.unlp.edu.ar/contextodigital/node/4523